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Friedrich W. Nietzsche, utiliza al personaje de Zaratustra -fundador de su propia religión alrededor del siglo VI a.C., en Oriente Medio- para dar voz a esta poderosa y singular obra, que muestra los más importantes planteamientos del filósofo alemán: el concepto del superhombre, la muerte de Dios, la voluntad de poder y el mito del eterno retorno. En ella, busca una nueva definición del hombre y se afana por trasmitirla en la figura de Zaratustra, quien busca revolucionar la norma de la validez universal que determina que es lo bueno y lo malo. Con su discurso propone cambiar la ley impuesta por una religión y una sociedad en decadencia, presentando una imagen unificadora de lo que exigen los nuevos tiempos. Así hablaba Zaratustra , es considerada por algunos críticos como la contrafigura de la Biblia, pues dicta una “nueva tabla” de valores que, en honor al impulso dionisíaco de la vida, derriba los antiguos conceptos que sostenían la moral occidental.