Este libro es una investigación sobre la perversión como dimensión de la psiquis humana. Es un estudio que está constantemente sostenido y alimentado por el trabajo clínico efectuado con pacientes, pero que se propone, además, desembocar en reflexiones que superan el marco clínico propiamente dicho. Entre otras cosas, trata de evidenciar la concepción del mundo del perverso, así como la concepción que de él tiene el mundo, proponiendo una hipótesis que rinda cuenta, a la vez, de la reprobación que la perversión suscita y de la preponderancia de su alcance. La teoría de la perversión, tal como la autora la plantea aquí, sigue los pasos del pensamiento freudiano, pero se proyecta mucho más allá de los esquemas psicoanalíticos clásicos, porque es, a un tiempo, una reflexión sobre la condición humana. A través de las desviaciones –pintorescas, desgarradoras o banales- de la conducta sexual se expresa una dimensión esencial, una tentación permanente del espíritu: el deseo de evadirse de los límites que impone lo real y de hacer advenir “lo imposible”. De lo que se trata es de operar una transmutación del universo. Impulsado por la hybris, el empeño de la perversión no es otro que el de volverá escribir la Biblia, redefiniendo todo el itinerario histórico del hombre. Sade, Wilde, Bellemer, entre muchos otros, viene a ilustrar el propósito de la autora en esta obra, en la que se plantea también una sugestiva hipótesis sobre la naturaleza del vínculo que une a la perversión con la estética. Dado que la perversión extiende sus efectos no sólo sobre la vida sexual de una parte de la humanidad, sino sobre el conjunto de las manifestaciones socioculturales, este estudio se adentra a muchos campos, tales como el arte, la religión, la literatura, etc., buscando compartir con el lector la importancia de la comprensión de la perversión para la profundización del conocimiento de las ideas, toda vez que, como humanos que somos, nada humano nos es ajeno.