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Son varios los temas de los que trata este libro de Clemente Valdés sobre la simulación de la democracia: El primero es que el engaño con el que unos cuantos hombres y mujeres en los tiempos modernos se han adueñado del poder político en muchos países, consiste en que han logrado hacer creer a sus pueblos que la democracia son simplemente las votaciones para elegir entre los candidatos de las diferentes plantilla de la oligarquía a los individuos que, aliados a los grupos dominantes, van a disponer de los recursos naturales a su voluntad, van a someter a la mayoría de la población y van a enriquecerse utilizando sus cargos. Otros es que, contra lo que pensaría cualquier persona, en la mayoría de los países, en los que se llama la representación democrática, los individuos a quienes los ciudadanos creen que eligen como “sus representantes”, según las leyes y la doctrina no representan ni a quienes participaron en la elección, ni a los habitantes de los distritos en que votaron, ni tampoco a la población total del país, sino a una nación imaginaria o a un pueblo abstracto, y por lo tanto, los ciudadanos no pueden ordenarles nada a esos individuos ni éstos tienen obligación alguna para con los votantes o con los habitantes del país. Y finalmente, la demostración de que en México, igual que en otros muchos países, los seres humanos que forman la población son simplemente súbditos de sus propios empleados que modifican la Constitución y las leyes varias veces al año para que sirvan mejor a su propósito de mantener dominados a los habitantes.