Una de las claves de todo sistema educativo es la de ayudar a los jóvenes a pensar en términos de referentes concretos y no jugar al discurso borboteante, capaz tocar todo pero sin tocar nada. Así, el pedagogo venezolano Simón Rodriguez, llamado el Maestro del libertador, desde sus primeros escritos alerta acerca de quienes se llaman educadores pero que no poseen el gusto de llegar a sus alumnos. Para él, comunicación y utopía están ligadas porque la primera es un elemento fundante de todo proceso educativo y a la segunda se llega a través de la enseñanza. Uno de los problemas que enfrentan las escuelas y facultades de comunicación es la falta de capacidad discursiva. Los alumnos crecen de capacidad de expresión, confunden términos, llenan páginas con incoherencias y abunda la desorganización expresiva. No hay duda que estos mismos alumnos son capaces de reconocer situaciones sociales problemáticas y denunciar calamidades (miseria, explotación, deterioro ambiental, etc.), pero, a veces, son incapaces de expresarlo. Esta obra, escrita desde la perspectiva de la comunicación social, es una relectura de la obra de Simón Rodríguez (que por encargo de Simón Bolívar realizó diversas actividades en la educación popular), la cual será útil para quienes tienen la responsabilidad de formar a futuros comunicadores. Además, destaca la relación que existe entre comunicación, educación y sociedad. Para lo cual revisa algunos antecedentes de la preocupación por el lenguaje con respecto a la continuidad o al cambio social, analiza en la obra de Simón Rodríguez la manera en que se articulan comunicación, educación y utopía, recorriendo minuciosamente los argumentos de este pedagogo con respecto al discurso, tanto en lo tocante a la educación como a las relaciones sociales en general.