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Un reduccionismo formalista llevado más allá de las necesidades del método científico y un universalismo materialista que no se detiene ante el sincretismo metódico, han evitado que, del estudio comparativo de dos de las teorías más fértiles en el campo de las ciencias sociales –la teoría pura del derecho de Hans Kelsen y el materialismo histórico de Marx-Engels–, se hayan obtenido los frutos para el conocimiento y la práctica social que cabría esperarse de los resultados convergentes a que arriban estas dos corrientes –aparentemente tan distantes– del pensamiento filosófico occidental. Es indudable que las grandes diferencias de ambas teorías en cuento al método, al objeto y a la finalidad, han contribuido decisivamente a dificultar una fructífera colaboración y una conjunción comprensiva, al grado que parecía destinada al fracaso cualquier iniciativa que intentara no sólo unificar sino siquiera hacer complementarias ambas corrientes filosóficas. Por parte de los investigadores que cultivan las ciencias sociales bajo el supuesto de ambos paradigmas, se antoja imposible compaginar el enfoque estrictamente normativo con el punto de vista sociológico y económico de la sociedad, del mismo modo que se considera inatingente conciliar de una manera útil y, a la vez, rigurosa el mundo del “ser” y del “deber ser” y, por último, se presupone que, con ellos, se confundiría, necesariamente, la ciencia con la ideología, la reflexión con la actividad política y la imparcialidad con el compromiso histórico. Con todo, las sorprendentes convergencias en algunos de sus resultados más relevantes, obtenidos aplicando estricta y separadamente sus respectivos métodos, como lo son los conceptos de propiedad, democracia, Estado y derecho internacional, justifica la búsqueda de algún fundamento común que permita, comparando sus respectivos métodos, sus objetos y sus resultados, en relación con sus antecedentes filosóficos generales, unificar u ordenar ambas teorías en atención al mejoramiento de su eficiencia como instrumentos de la investigación integral de la práctica social.