En esta obra. Clemente Valdés, abogado y profesor de Derecho Constitucional, parte de una premisa ya presentada en sus libros anteriores: “Las constituciones, las leyes, las instituciones y los gobiernos, no son fines en sí mismos. La única razón de ser de todas esas cosas, son los seres humanos que forman la población”. Es decir, lo único que justifica a los gobiernos, a las leyes y a las instituciones, es la seguridad de los individuos, el bienestar de la población y –como algo de la mayor importancia– “las libertades fundamentales de los habitantes, sin más límite que las libertades de los demás”. Con base en esa premisa, presenta su tesis: “Es inadmisible que los más importantes empleados que tienen como única razón de existir el servicio a la población, la seguridad y la protección de las libertades fundamentales, después de cometer actos en contra de esos fines, pretendan invocar la prescripción existente, creada para los particulares ajenos a los órganos de investigación, prosecución y aplicación de la justicia, para aplicarla en su favor por haber ocultado y destruido las pruebas, dilatado u omitido la investigación de sus propios actos e impedido durante muchos años la acción penal que estaba en manos de sus subordinados”. Las disposiciones de cualquier ley que conduzcan a la conclusión de que puede operar la prescripción a favor de esa clase de delincuentes “no tiene valor alguno por ir en contra de la base fundamental en que se apoya un sistema republicano de representación democrática”. Sostener esa afirmación “es un contrasentido y un absurdo total. Para apoyar su tesis, que ha llegado ya a otros países, el autor hace un análisis de la figura de la prescripción en materia civil y penal, con un conocimiento muy sólido de cómo se ha tratado el tema en la doctrina, la legislación y las resoluciones judiciales, en otras partes de mundo.