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En agosto de 1996, se llevó a cabo en la ciudad de Guanajuato el Congreso Nacional de Abogados, que tuvo entre sus expositores a algunos de los más notables académicos, abogados y hombres de gobierno del país. La potencia de Clemente Valdés fue un escándalo. Dentro del tema de la razón de ser del Derecho y la justificación de la existencia de los gobiernos, su conferencia trataba algunas de las cuestiones que serían, desde entonces, de las más discutidas en México: las declaraciones patrimoniales de los servidores públicos, su responsabilidad frente a la sociedad, la “constitucionalidad” de las partidas secretas en el pre supuesto, y el manejo oculto del dinero de la sociedad. La Barra Mexicana de Abogados, al reseñar el Congreso en su revista oficial, empezaba diciendo: “El expositor más aplaudido del Congreso fue, sin duda, Clemente Valdés. El presidente de la Comisión de Derecho Constitucional y Amparo de la barra Mexicana (Valdés) se llevó la mayor ovación del Congreso”. A la profundidad de su contenido, la famosa conferencia agrega dos méritos más: su precisión y su brevedad. Alguna de sus frases lo expresa muy bien: “Tal parece que hemos llegado al fondo de la corrupción, al momento terrible en que se practica con el respaldo de la ley”.