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La prisa, la velocidad, el vértigo de la sociedad y cultura contemporáneas y globalizantes imprimen en nuestro ser de manera cotidiana cambios bruscos, repentinos, discontinuos, y caóticos que organizan desde diversas vías, inscripciones subjetivas muchas veces vacilantes o su carencia, arrojando al sujeto al desamparo simbólico, generando malestar y sufrimiento a los que el objeto globalizado y mercantil finalmente no responde por su amplia gama de falaces y sugestivas expresiones. Desde allí, podemos pensar el malestar que implica al adolecente, es el motivo de la elaboración psicoanalítica de los diferentes autores de los artículos del ser del adolescente con el objeto, que frente a la unánime falta de sentido de los artificios posmodernos, por ejemplo, el paso instantánea del orden de lo suficiente al fútil exceso llamado consumismo, conllevan diversos efectos en la subjetividad, que paradójicamente frente a lo globalizado, se trazan siempre desde lo singular.