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Desde el punto de vista jurídico, se puede considerar que hay un rompimiento de paradigma y aquí podemos hablar qué lo ha generado: a) la globalización; b) el con trol de convencionalidad; c) la pérdida de valores que conlleva la modernidad, y d) su incidencia directa en la persona. Esto ha impactado de manera directa en los Derechos Humanos, ya que, si queremos que funcionen como un primer paso todos sin distingo, tenemos que cambiar de actitud y verlos como algo esencial, pues su columna vertebral es la dignidad humana, de ella se desprende el respeto, y de él los valores, mismos que podemos empezar a hacer que funcionen desde el núcleo familiar, como estructura primaria de nuestra sociedad. Esta idea nace del supuesto de naturaleza racional basado en la ética del ser humano, esta necesidad admite un modo trascendente de considerar a la persona humana y su actividad como una forma de vida ética, que hace que su comportamiento busque ser lo más afín posible de las personas con quien interactúa. Hay que imaginar a los Derechos Humanos como: un proceso donde las personas intercambiamos bienes y servicios buscando el máximo de su satisfacción, bajo la autonomía de la libertad de decisión, donde los individuos abonan a un resultado eficiente en la prevención con su participación, para construir ese mundo ideal donde el ente racional va a formar una sociedad responsable; y la reciprocidad y el respeto nos lleve a ejercer nuestros derechos, pero también a cumplir con nuestras obligaciones.