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El arte de Piet Mondrian representa la contribución más revolucionaria a la percepción plástica en relación con la realidad. Sus primeras obras participaron de la tradición paisajista de la obra de los pintores posimpresionistas cambió por completo sus antiguas nociones sobre el color, cuyo tratamiento abordó a partir de entonces de manera mucho más audaz. Tras completar las obras de Picasso y Braque, decidió adaptar los preceptos del cubismo, interesado en reducir las formas individuales a una fórmula general y la reducción del lenguaje pictórico a sus elementos básicos. Este estilo, nombrado por él mismo como neoplasticismo, pretendía alcanzar la objetividad real liberando a la obra de arte de su dependencia de la percepción individual momentánea y del temperamento del artista. La plástica es una evolución continua, que sólo es posible a través de la creación continua y Mondrian mostró la dirección por la cual los artistas del futuro debían de conducir a la humanidad, él sabía que la vieja era, de las telas pintadas y los ornamentos, tocaba a su fin. El artista del futuro sería un nuevo modelador de formas plásticas, siendo a la vez pintor, escultor y arquitecto. La vitalidad de su pintura y sus escritos contienen profundas implicaciones para entender el pasado, el presente y el futuro, dado que a lo largo de su vida, Mondrian dio forma a un proyecto que se extendió más allá de lo pictórico hasta acabar por convertirse en una empresas ética: el arte como guía para la humanidad a través de la pureza y la claridad. Arte plástico y arte plástico puro es una serie de ensayos que comprenden aproximadamente la cuarta parte de su obra literaria sobre arte, escritos entre 1937 y 1943.