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El mercado interno laboral, desafortunadamente para todo el país, es de baja calidad, genera pocos empleos y mal pagados, con escasa seguridad social, esto provoca que cada año medio millón de mexicanos emigren hacia el país del norte a buscar empleo mejor remunerado, esto les permite sobrevivir y enviar a sus familias en México dieciséis mil millones de dólares, cifra registrada el año pasado. Hemos denominado el presente trabajo conforme lo expresado en el título, porque consideramos que la situación actual del propio trabajo y su justicia sustantiva y adjetiva está muy lejos de cumplir las expectativas que vislumbraron los constituyentes de 1916-1917. En este 2009 se cumple 20 años –más de tres sexenios –en los que se ha intentado, sin éxito, reformar el artículo 123 constitucional y la Ley Federal del trabajo. Depende tanto de la actual integración del Congreso de la Unión para el sexenio 2006-2016, como de la capacidad negociadora y voluntad política del Ejecutivo Federal para vislumbrar un cambio positivo en la legislación laboral. Sin embargo, no se puede desconocer que la modificación de la Ley Federal del Trabajo ha venido siendo alentada primordialmente por el sector empresarial, con el propósito fundamental de suprimir muchos de los derechos de los trabajadores, en especial por lo que se refiere a las condiciones de trabajo y a la estabilidad en el empleo. De aquí que los principales opositores a la llamada reforma laboral sean los trabajadores y las organizaciones independientes, no oficialistas, de los propios trabajadores. En el aspecto procesal, por otra parte, parce haber coincidencia entre trabajadores y patrones, así como un amplio sector de la población, en el sentido de que la impartición de la justicia del trabajo sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país, tanto a nivel federal, como en los ámbitos estatales.