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Confucio (551 – 479 a. C.) fue un filósofo de tendencias prácticas y voluntariamente limitado, que no pretendió ver más allá de la realidad, incluso, las especulaciones filosóficas sobre Dios y el destino del hombre no fueron objeto de su investigación. Precisamente frente a la escuela pragmática de Confucio surge la espiritualista de Lao-Tsé. Tao Te Ching (King). El libro de Tao y del Té, obra de Lao Tzú o Lao-Tsé, el más grande filósofo chico, es considerada como la biblia de la religión taoísta, una especie de religión sin filosofía. Este libro, dividido en 81 capítulos, contiene la expresión más alta del pensamiento chino, constituyendo un sistema filosófico completo, encierra una metafísica que reconoce y describe en el Tao la causa primera y el supremo bien del universo, una mortal (Té) que indica al hombre el cambio para alcanzar un fin, y una política que señala el camino que todo gobierno debe recorrer para lograr el bienestar del pueblo. Así Tao viene a significar sentido, razón, Dios, Te puede interpretarse como poder o virtud, y King podemos traducirlo como libro o Biblia. Estos tres vocablos se han llegado a traducir como Disertación referente al justo principio y a su acción. Esta obra, para algunos incomprensibles, es un tratado profundo, contiene un alto valor filosófico tendiente a elevar el carácter y el espíritu. Aquí, el autor hace una distinción entre la virtud superior y la inferior, encontrando en la primera, tres tesoros: amor, templanza y humildad, y en la segunda, la humanidad, la justicia y los ritos. Contiene una serie de máximas que ayudarán al lector a ser mejor, como aquella que dice: El hombre que vive de prisa muere demasiado antes. Sin duda, el leerlo puede contribuir en algo a nuestra alma.