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En México se ha producido, en los últimos años, una reestructuración de las redes de tráfico de migrantes que operan en el país. Han crecido y se han fortalecido de las redes de tráfico sexual, al mismo tiempo que han menguado las redes de tráfico de migrantes laborales. Las redes de tráfico sexual no suelen utilizar la violencia y la coacción como métodos de reclutamiento y transporte de mujeres. Sin embargo, muchas de las jóvenes que llegan al lugar de destino descubren que el trabajo que tienen que realizar es diferente al que les ofrecieron. Estas redes únicamente transportan a mujeres jóvenes, con frecuencia a menores de edad, debido a que ellas generan mayores utilidades económicas. Las redes de tráfico sexual frecuentemente reclutan a mujeres que tienen experiencia en el comercio sexual. La labor de reclutamiento la realizan en lugares como bares, cantinas o casas de citas, donde los traficantes tratan de convencer a las chicas más jóvenes y atractivas para que se desplacen a Estados Unidos. Las mujeres conducidas a través del engaño o la coacción, y las menores de 18 años de edad, son víctimas de trata ya que la ley no les otorga capacidad para consentir. Por el contrario, las mujeres mayores de edad que contratan a redes de tráfico sexual, para ser conducidas a Estados Unidos y conocen que el trabajo que realizarán estará relacionado con el comercio sexual, no presentan una situación muy diferente a la de los migrantes laborales que buscan mejores oportunidades económicas en otro tipo de actividades y contratan a agentes facilitadores del cruce fronterizo para que les conduzcan al país del norte.